Fantasear es gratis. Todos tenemos fantasías sexuales y quien diga que no en pleno siglo XXI… Miente: dejamos volar nuestra imaginación y nos trasladamos a realidades que nos gustaría vivir. En el plano sexual, las fantasías sexuales pueden ser tan distintas como personas en el mundo y es que despiertan tanto interés precisamente porque son personales y secretas.
No se suele hablar de ellas con la pareja, los amigos o los compañeros de trabajo y a pesar de que todos creemos que los nuestros son extraños e inconfesables, la realidad es que, según diferentes estudios, hay un total de unas 7 o 10 fantasías sexuales que se repiten mucho.
En primer lugar, a todos, sobre todo a los hombres, nos encanta la idea de tener sexo con varias personas, ya sea en tríos como en orgías, entre las que incluiríamos a nuestra pareja. Fue el sueño confesado por el 89% de los encuestados.
Otro sueño muy recurrente es el que engloba el poder, el control y el sexo duro: dominio, sumisión, sadismo y masoquismo es más habitual de lo que todos creemos y uno de los deseos que más ganas generalizadas tenemos de cumplir.
La tercera opción favorita es fantasear con nuestra pareja, pero en diferentes entornos, cambiando la posición o la ubicación. También pensamos habitualmente en mantener relaciones sexuales con otra persona, diferente a nuestra pareja y en que estos encuentros se den en lugares públicos, ya que nos parece muy excitante el riesgo de ser descubiertos: la oficina, el parque o el ascensor son algunas de nuestras opciones favoritas.
No nos olvidamos tampoco de la importancia de la pasión, el romance y la intimidad: queremos satisfacer las necesidades emocionales a través del sexo, algo significativo que nos haga sentir deseados y queridos, por lo que a veces, dejamos la “locura” a un segundo plano para conseguir esa conexión.
Por último, otra de nuestras fantasías sexuales más recurrentes es la de flexibilidad de género, rebasando los límites de la identidad y la orientación sexual: solemos fantasear con personas del mismo sexo.