La circuncisión es una extirpación del trozo de piel que cubre la punta del pene llamado prepucio. Este tratamiento de pene es muy común en varones recién nacidos y cada vez más en personas adultas por cuestiones de higiene y salud.
La indicación más común para realizar la circuncisión es cuando el prepucio es demasiado estrecho y no se puede deslizar hacia abajo (fimosis). También se suele realizar por cuestiones de hinchazón del prepucio y del glande, tumores en el prepucio, desgarros de frenillo y enfermedades de transmisión sexual. En definitiva, todos estos problemas pueden provocar altos riesgos de infección y de falta de higiene íntima.
También es muy común realizarse esta intervención por cuestiones sociales, religiosas o personales.
Muchas instituciones oficiales defienden que los beneficios de la circuncisión superan a los riesgos e incluso algunas lo recomiendan.
Síntomas, ¿Cómo se si tengo fimosis?
El síntoma principal para saber si tienes fimosis es la imposibilidad de retraer el prepucio y eso te está provocando molestias importantes. Sin embargo, existen más señales que pueden ayudarte a identificarla:
- Sensación de tensión y desgarro
- Inflamación del prepucio (sobre todo al orinar)
- Dificultades al orinar. (chorro fino y, en ocasiones, desviado)
- Inflamación del glande
- Complicaciones de higiene (suciedad en la zona entre el glande y el prepucio)
Diagnóstico y tipos de fimosis
Como la causa más común de la circuncisión es la fimosis, vamos a definir los tipos o niveles que existen. Estos miden el grado de intensidad en función de cuanto se pueda retraer el prepucio.
- Nivel 1: La retracción no es posible. El glande se encuentra totalmente cubierto.
- Nivel 2: La retracción tampoco es posible. Sólo se consigue ver el meato uretral.
- Nivel 3: Se consigue retraer el prepucio hasta la mitad del glande.
- Nivel 4: Se consigue ver el glande completo, pero solo es posible retraer el prepucio hasta el surco coronario del pene.
- Nivel 5: Retracción fácil y completa. El glande se ve en su totalidad.
¿En qué consiste la circuncisión?
Esta intervención es extremadamente sencilla. Se realiza con anestesia normalmente local y, a veces, general. Dura aproximadamente 20 o 30 minutos. Simplemente el cirujano aplica la anestesia y procede a retirar el prepucio sobrante con instrumentos quirúrgicos. Por último, se te aplicarán puntos reabsorbibles o un pegamento quirúrgico especial para la correcta cicatrización. También se protege el pene con una venda durante aproximadamente 48h para evitar golpes o roces que puedan causar molestias.
Beneficios de la circuncisión
El beneficio principal de la circuncisión es la higiene y la prevención de enfermedades. Hay que tener en cuenta que, en resumen, la circuncisión consiste en retirar un trozo de piel sobrante que está formando una especie de “bolsa” donde se acumula suciedad y restos orgánicos. Esto aumenta las posibilidades de contraer infecciones urinarias y enfermedades de transmisión sexual.
Este tratamiento también puede reducir el riesgo de padecer problemas penianos como inflamaciones del prepucio y/o del glande. Por último, también reduce las posibilidades de padecer cáncer de pene.
Riesgos de la circuncisión
Los riesgos de esta intervención son mínimos. Solo en el 2% de las intervenciones surgen complicaciones. En algunos casos puede aparecer riesgo de infección y sangrado normalmente provocados por una mala curación y falta de higiene. Esto puede complicar la cicatrización.
Por otra parte, la anestesia, como en todas las intervenciones, puede causar algunos efectos secundarios leves.
Por último, en raras ocasiones se puede dar una retracción excesiva o limitada del prepucio.
Antes y después de la circuncisión
Una vez se haya examinado y diagnosticado al paciente, se procede a realizar las pruebas necesarias para comprobar que se puede ejecutar la intervención de manera segura.
El paciente y el médico decidirán cuanta cantidad de prepucio se va a retirar para garantizar la máxima funcionalidad y estética después de la intervención. La intervención total dejará el glande siempre al descubierto y la intervención parcial consiste en quitar la cantidad de prepucio justa para que el glande quede cubierto cuando el pene no esté en erección. La gran mayoría opta por una circuncisión total ya que facilita la higiene personal.
Después de la intervención, hay que tener en cuenta que la herida suele tardar en cicatrizar alrededor de una semana lo que puede provocar dolores en la zona genital. Sobre todo, en la zona próxima a los puntos y durante las erecciones nocturnas.
Si a las dos semanas los puntos no se han caído solo, es recomendable acudir al médico para que los retire de manera manual y realice una revisión del estado general del pene.
Durante los primeros días, justo después de la circuncisión, es recomendable utilizar calzoncillos slip para que la sujeción sea mayor. Normalmente, entre 4 y 6 semanas después, desaparecen los dolores y molestias. Este periodo suele ser suficiente para retomar la actividad sexual. No se pierde sensibilidad en la zona genital por lo que las relaciones sexuales deberían ser igual de satisfactorias para el paciente.
Este tratamiento no requiere baja laboral, a no ser que el trabajo consista en realizar esfuerzos físicos intensos como levantar peso o en estar sentado durante largos periodos de tiempo. Para estos dos últimos casos, el médico suele fijar entre una y dos semanas de reposo.